lunes, 12 de noviembre de 2007

Los llevo baratos, oiga!

Es muy curioso como cambia el poder a la gente. Saca lo peor de nosotros y nos obliga a pensar en el "yo" olvidandonos del "nosotros". Como trabajadores. confiamos nuestros intereses a los sindicatos a los que estamos afiliados, sin pensar en cómo puede llegar a corromper la sensación de poder a los líderes de los mismos.

¿A santo de que viene esto? Pues viene a que personalmente estoy harto de la llamada "venta de ideales", que se ve reflejada a diario en nuestra sociedad. Es lamentable ver como activos representantes sindicales que aporreaban las puertas de función pública meses atras ahora son los que las atrancan. Duele ver el zancadilleo y la puñalada trapera entre miembros del mismo colectivo con el objetivo de sacar mas o menos delegados en el próximo congreso. Me hace daño pensar que mi representación sindical está en manos de una persona que a la primera de cambio se muestra agresiva con sus compañeros e incluso llega a las manos con ellos.

¿Hacia donde va el movimiento obrero en este país? ¿Merece la pena dejar en la estacada a miles (y digo miles) de trabajadores por estar sentados en un despacho cobrando por lamerle el culo a Barreda? La verdad es que es lamentable como se trafica con ideales y se venden al peor postor. Quiero dejar claro que este artículo no tiene objetivo claro, es una mera reflexión de un afiliado de base que añora los tiempos en los que los sindicatos estaban para defender los intereses colectivos de la clase obrera.

Seguid soñando, es lo único que nos recuerda que una vez fuimos niños...

No hay comentarios: